ALGO SOBRE LA MUERTE DEL MAYOR SABINES
PRIMERA PARTEI
Déjame reposar,aflojar los músculos del corazóny poner a dormitar el almapara poder hablar,para poder recordar estos días,los más largos del tiempo.
Convalecemos de la angustia apenasy estamos débiles, asustadizos,despertando dos o tres veces de nuestro escaso sueñopara verte en la noche y saber que respiras.Necesitamos despertar para estar más despiertosen esta pesadilla llena de gentes y de ruidos.
Tú eres el tronco invulnerable y nosotros las ramas,por eso es que este hachazo nos sacude.Nunca frente a tu muerte nos paramosa pensar en la muerte,ni te hemos visto nunca sino como la fuerza y laalegría.No lo sabemos bien, pero de pronto llegaun incesante aviso,una escapada espada de la boca de Diosque cae y cae y cae lentamente.Y he aquí que temblamos de miedo,que nos ahoga el llanto contenido,que nos aprieta la garganta el miedo.
Nos echamos a andar y no paramosde andar jamás, después de medianoche,en ese pasillo del sanatorio silenciosodonde hay una enfermera despierta de ángel.Esperar que murieras era morir despacio,estar goteando del tubo de la muerte,morir poco, a pedazos.
No ha habido hora más larga que cuando nodormías,ni túnel más espeso de horror y de miseriaque el que llenaban tus lamentos,tu pobre cuerpo herido.
II
Del mar, también del mar,de la tela del mar que nos envuelve,de los golpes del mar y de su boca,de su vagina obscura,de su vómito,de su pureza tétrica y profunda,vienen la muerte, Dios, el aguacerogolpeando las persianas,la noche, el viento.
De la tierra también,de las raíces agudas de las casas,del pie desnudo y sangrante de los árboles,de algunas rocas viejas que no pueden moverse,de lamentables charcos, ataúdes del agua,de troncos derribados en que ahora duerme el rayo,y de la yerba, que es la sombra de las ramas del cielo,viene Dios, el manco de cien manos,ciego de tantos ojos,dulcísimo, impotente.(Omniausente, lleno de amor,el viejo sordo, sin hijos,derrama su corazón en la copa de su vientre.)
De los huesos también,de la sal más entera de la sangre,del ácido más fiel,del alma más profunda y verdadera,del alimento más entusiasmado,del hígado y del llanto,viene el oleaje tenso de la muerte,el frío sudor de la esperanza,y viene Dios riendo.
Caminan los libros a la hoguera.Se levanta el telón: aparece el mar.
(Yo no soy el autor del mar.)
III
Siete caídas sufrió el elote de mi manoantes de que mi hambre lo encontrara,siete veces mil veces he muertoy estoy risueño como en el primer día.Nadie dirá: no supo de la vidamás que los bueyes, ni menos que las golondrinas.Yo siempre he sido el hombre, amigo fiel del perro,hijo de Dios desmemoriado,hermano del viento.¡A la chingada las lágrimas!,dije,y me puse a llorarcomo se ponen a parir.Estoy descalzo, me gusta pisar el agua y las piedras,las mujeres, el tiempo,me gusta pisar la yerba que crecerá sobre mi tumba(si es que tengo una tumba algún día).Me gusta mi rosal de ceraen el jardín que la noche visita.Me gustan mis abuelos de Totomostey me gustan mis zapatos vacíosesperándome como el día de mañana.¡A la chingada la muerte!, dije,sombra de mi sueño,perversión de los ángeles,y me entregué a morircomo una piedra al río,como un disparo al vuelo de los pájaros.
IV
Vamos a hablar del Príncipe Cáncer,Señor de los Pulmones, Varón de la Próstata,que se divierte arrojando dardosa los ovarios tersos, a las vaginas mustias,a las ingles multitudinarias.
Mi padre tiene el ganglio más hermoso del cánceren la raíz del cuello, sobre la subclavia,tubérculo del bueno de Dios,ampolleta de la buena muerte,y yo mando a la chingada a todos los soles del mundo.El Señor Cáncer, El Señor Pendejo,es sólo un instrumento en las manos obscurasde los dulces personajes que hacen la vida.
En las cuatro gavetas del archivero de maderaguardo los nombres queridos,la ropa de los fantasmas familiares,las palabras que rondany mis pieles sucesivas.
También están los rostros de algunas mujereslos ojos amados y solosy el beso casto del coito.Y de las gavetas salen mis hijos.¡Bien haya la sombra del árbolllegando a la tierra,porque es la luz que llega!V
De las nueve de la noche en adelante,
viendo televisión y conversando
estoy esperando la muerte de mi padre.
Desde hace tres meses, esperando.
En el trabajo y en la borrachera,
en la cama sin nadie y en el cuarto de niños,
en su dolor tan lleno y derramado,
su no dormir, su queja y su protesta,
en el tanque de oxígeno y las muelas
del día que amanece, buscando la esperanza.
Mirando su cadáver en los huesos
que es ahora mi padre,
e introduciendo agujas en las escasas venas,
tratando de meterle la vida, de soplarle
en la boca el aire...
(Me avergüenzo de mí hasta los pelos
por tratar de escribir estas cosas.
¡Maldito el que crea que esto es un poema!)
Quiero decir que no soy enfermero,
padrote de la muerte,
orador de panteones, alcahuete,
pinche de Dios, sacerdote de penas.
Quiero decir que a mí me sobre el aire...
VI
Te enterramos ayer.Ayer te enterramos.Te echamos tierra ayer.Quedaste en la tierra ayer.Estás rodeado de tierradesde ayer.Arriba y abajo y a los ladospor tus pies y por tu cabezaestá la tierra desde ayer.Te metimos en la tierra,te tapamos con tierra ayer.Perteneces a la tierradesde ayer.Ayer te enterramos
en la tierra, ayer.
VII Madre generosade todos los muertos,madre tierra, madre,vagina del frío,brazos de intemperie,regazo del viento,nido de la noche,madre de la muerte,recógelo, abrígalo,desnúdalo, tómalo,guárdalo, acábalo.
VIII No podrás morir.Debajo de la tierrano podrás morir.Sin agua y sin aireno podrás morir.Sin azúcar, sin leche,sin frijoles, sin carne,sin harina, sin higos,no podrás morir.Sin mujer y sin hijosno podrás morir.Debajo de la vidano podrás morir.En tu tanque de tierrano podrás morir.En tu caja de muertono podrás morir.En tus venas sin sangreno podrás morir.En tu pecho vacíono podrás morir.En tu boca sin fuegono podrás morir.En tus ojos sin nadieno podrás morir.En tu carne sin llantono podrás morir.No podrás morir.No podrás morir.No podrás morir.Enterramos tu traje,tus zapatos, el cáncer;no podrás morir.Tu silencio enterramos.Tu cuerpo con candados.Tus canas finas,tu dolor clausurado.No podrás morir.
IX
Te fuiste no sé a dónde.Te espera tu cuarto.Mi mamá, Juan y Jorgete estamos esperando.Nos han dado abrazosde condolencia, y recibimoscartas, telegramas, noticiasde que te enterramos,pero tu nieta más pequeñate busca en el cuarto,y todos, sin decirlo,te estamos esperando.
X Es un mal sueño largo,una tonta película de espanto,un túnel que no acaballeno de piedras y de charcos.¡Qué tiempo éste, maldito,que revuelve las horas y los años,el sueño y la conciencia,el ojo abierto y el morir despacio!
XIRecién parido en el lecho de la muerte,
criatura de la paz, inmóvil, tierno,
recién niño del sol de rostro negro,
arrullado en la cuna del silencio,
mamando obscuridad, boca vacía,
ojo apagado, corazón desierto.
Pulmón sin aire, niño mío, viejo,cielo enterrado y manantial aéreovoy a volverme un llanto subterráneopara echarte mis ojos en tu pecho.
XII Morir es retirarse, hacerse a un lado,ocultarse un momento, estarse quieto,pasar el aire de una orilla a nadoy estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,refugiarse desnudo en el discretocalor de Dios, y en su cerradopuño, crecer igual que un feto.
Morir es encenderse bocabajohacia el humo y el hueso y la calizay hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisatomar la eternidad como a destajoy repartir el alma en la ceniza.
XIII
Padre mío, señor mío, hermano mío,amigo de mi alma, tierno y fuerte,saca tu cuerpo viejo, viejo mío,saca tu cuerpo de la muerte.
Saca tu corazón igual que un río,tu frente limpia en que aprendí a quererte,tu brazo como un árbol en el fríosaca todo tu cuerpo de la muerte.
Amo tus canas, tu mentón austero,tu boca firme y tu mirada abierta,tu pecho vasto y sólido y certero.
Estoy llamando, tirándote la puerta.Parece que yo soy el que me muero:¡padre mío, despierta!
XIV
No se ha roto ese vaso en que bebiste,ni la taza, ni el tubo, ni tu plato.Ni se quemó la cama en que moriste,ni sacrificamos un gato.
Te sobrevive todo. Todo existea pesar de tu muerte y de mi flato.Parece que la vida nos embisteigual que el cáncer sobre tu omoplato.
Te enterramos, te lloramos, te morimos,te estás bien muerto y bien jodido y yermomientras pensamos en lo que no hicimos
y queremos tenerte aunque sea enfermo.Nada de lo que fuiste, fuiste y fuimosa no ser habitantes de tu infierno.
XV Papá por treinta o por cuarenta años,amigo de mi vida todo el tiempo,protector de mi miedo, brazo mío,palabra clara, corazón resuelto,
te has muerto cuando menos falta hacías,cuando más falta me haces, padre, abuelo,hijo y hermano mío, esponja de mi sangre,pañuelo de mis ojos, almohada de mi sueño.
Te has muerto y me has matado un poco.Porque no estás, ya no estaremos nuncacompletos, en un sitio, de algún modo.
Algo le falta al mundo, y tú te has puestoa empobrecerlo más, y a hacer a solastus gentes tristes y tu Dios contento.
XVI
(Noviembre 27)
¿Será posible que abras los ojos y nos veasahora?¿Podrás oírnos?¿Podrás sacar tus manos un momento?
Estamos a tu lado. Es nuestra fiesta,tu cumpleaños, viejo.Tu mujer y tus hijos, tus nueras y tus nietosvenimos a abrazarte, todos, viejo.¡Tienes que estar oyendo!No vayas a llorar como nosotrosporque tu muerte no es sino un pretextopara llorar por todos,por los que están viviendo.Una pared caída nos separa,sólo el cuerpo de Dios, sólo su cuerpo.
XVIIMe acostumbré a guardarte, a llevarte lo mismo
que lleva uno su brazo, su cuerpo, su cabeza.
No eras distinto a mí, ni eras lo mismo.
Eras, cuando estoy triste, mi tristeza.
Eras, cuando caía, eras mi abismo,cuando me levantaba, mi fortaleza.Eras brisa y sudor y cataclismo,y eras el pan caliente sobre la mesa.
Amputado de ti, a medias hechohombre o sombra de ti, sólo tu hijo,desmantelada el alma, abierto el pecho,
Ofrezco a tu dolor un crucifijo:te doy un palo, una piedra, un helecho,mis hijos y mis días, y me aflijo.